Reflexiones de mi primer verano como madre emprendedora

por | Sep 5, 2018 | Cosas de Cris | 2 Comentarios

Hoy iba a publicar sobre un tema de copywriting, pero he cambiado de opinión y voy a escribir sobre las conclusiones que he sacado de mi primer verano como madre emprendedora.

Ayer, mientras vestía a mi hija Julia (5 años), me fijé en sus piernas llenas de arañazos y costras. Sus zapatillas destrozadas que estrenó en junio. Las marcas del bañador y su pelo aún más rubio.
¿Sabéis lo que le dije?: “vaya verano bueno que te has pegado, tía”.

Sí, y así es.

En junio decidí que Inés (2 años), no iría durante julio y agosto a la guardería y que Julia, porque ella así lo quería, se apuntaría al campamento de verano que organizan en el pueblo donde vivimos. Un campamento que nada tiene que ver con visitar museos y esas cosas. Dos horas y media al día donde se monta en bici, se hacen guerras de agua con una manguera, se van de exploradores a buscar bichos o a jugar, como toda la vida, a “bote”.

Además, hemos estado en la playa, en la montaña, en la piscina de los abuelos, en el merendero con los amigos, en las fiestas del pueblo, en las ferias de Segovia…
¡hasta hemos dormido en una casita en un árbol! Una experiencia única que podéis ver
aquí.
Y, cada noche, hemos salido después de cenar a jugar a la calle, que para eso vivimos en un pueblo y eso, eso es sagrado. Cuando se acaba la ficha de la luz del frontón, todo el mundo a casa. Señoras con las sillas en sus puertas incluidas.

También hemos ido por primera vez a una sesión de cine para niños de 0 a 5 años. ¿Has estado alguna vez? Pues es como el desembarco de Normandía dentro de una sala de proyección. Ver, no ves la peli, pero niños corriendo, palomitas volando y madres gritando; un rato. Julia me dijo que ella prefería ir a un cine “normal”. ¡Y quién soy yo para negárselo!

En verano, además, los niños crecen. De todo.  Por dentro y por fuera. Julia se ha pasado nadando hasta casi una hora dentro del agua. Yo tiritando a su lado mientras ella hacía el pino, se tiraba de palillo o buceaba como Cousteau. Además, ¡ha aprendido a montar en bici!

Inés, salvaje, en su línea. Habla por los codos pero no le entiendo nada, aunque la palabra “fiesta” la dice perfectamente.  Creo que con esto lo digo todo.

Creo que necesito vacaciones de las vacaciones.

¿Cómo lo he hecho para conciliar trabajo y vacaciones de verano?

Pues durmiendo poco, trabajando mucho y llenándome de paciencia, la verdad. Pero he disfrutado de todo al máximo.

He madrugado más para trabajar mientras ellas dormían y, durante la siesta, seguir al lío.
Los días de más jaleo, por las tardes se iban con su padre para que yo pudiera avanzar.
He cargado con el ordenador portátil por todos los lados que ya no sabía si era yo o una tortuga.
Hasta he conseguido hacer videoconferencias sin despertar a nadie o sin tomas falsas apareciendo gente menuda por detrás.

Ha sido una verdadera carrera de fondo, la verdad es que sí.

Ahora tengo sentimientos encontrados por querer volver a la rutina y tener una jornada laboral normal, y pena por pasar menos tiempo con ellas después de disfrutar mi primer verano a su lado al 100%.

 

¿Y cómo ha ido el trabajo?

Pues ya sabéis cómo es el verano. Relajado. Slow que dicen los modernos.
La gente quiere hacer muchas cosas para tenerlas en septiembre, pero en realidad, es en septiembre cuando se ponen a hacerlas.
He tenido picos de trabajo bastante grandes y semanas más tranquilas.

También me han salido proyectos muy interesantes para el otoño que me apetece un montón empezar con ellos ya.
He hecho una prueba de selección bastante intensa, que aunque me he quedado a “las puertas” (tengo el síndrome de San Pedro), estoy muy satisfecha por haber llegado hasta el final.
Me he dado cuenta sobre algo en lo que no quiero trabajar, y eso, es avanzar aunque parezca que no.

Por supuesto, he planificado todo lo que tengo que hacer de cara al “nuevo curso laboral” para llevar mi negocio un paso más allá y hacer mejoras en la estrategia de mi marca.

Y, por fin, me he reconciliado con Trello. Un poco.

 

 El tuyo, ¿cómo ha ido?

Después de este resumen estival, mi conclusión final es que quiero pasar los próximos veranos así. Con ojeras pero con una sonrisa de oreja a oreja.
Aunque ahora esté de vacaciones mientras esto se publica, quiero que sepáis que echo un poquito de menos los calcetines.

Nos vemos en nada.

365 nuevos días

Hace unos días, una amiga me encargó que le revisara los textos de la felicitación que iba a entregar a sus clientes por el nuevo año. Leyendo aquellos textos, me di cuenta de la razón que tenía. Ella quería transmitir que por mucho que desees la felicidad a alguien...

Lo más íntimo del copywriting

Hoy te traigo un post íntimo de verdad. Hoy te vengo a hablar de bragas. Sí, sí, has leído bien. De bragas. Conozco a muchas mujeres que tienen todo tipo de bragas. Una para cada ocasión. Sin exagerar, mira: - Bragas para faldas por si se te levanta con el aire que...

Pin It on Pinterest